
desde mayo no me asomo por aquí. El problema es la saturación de posibles motivos para nuevas entradas, para nuevas actualizaciones. Poco, es poco. Mucho, es demasiado.Y yo no doy de sí con tanta geografía inventada. En mayo empezó la locura: todos los partidos empezaron a preparar las elecciones...y cada portavoz, cada líder, cada diputado en ciernes, peroró pintando un país que no encajaba con el que pintaba el otro; le dieron el mismo nombre pero esa me pareció la única coincidencia, y ya se sabe que no siempre encuentras arroz en el recipiente que lleva pintado el letrerito "arroz", que igual lleva lentejas, que chinchetas, o simplemente lo encuentrs vacío. Era todo un espejismo, o una confusión, o una manera de enrredar, o que yo no les acabo de entender, porque una vez repartidos los escaños resulta que ya coinciden más que unas semanas antes. Se discuten, pero menos. Se interpelan, pero menos. Parece que la crisis es tan grave que han moderado sus diferencias en pro del bien común. Intento creérmelo. Pero el resto, los partidos que han obtenido menos votos, siguen hablando de una geografía bastante distinta de la que pintan PP y PSOE. Sigo confundido e indigesto, y necesito reposo y meditación. Igual es que yo no vivo donde vivo o me imaginaba que vivía. Desde sus escaños todos se remiten a vagos y abstractos problemas que como mucho concretan en la cuantificación de los cinco millones de parados. A partir de ahí cada cual asoma su propia receta y empieza el lío. Como que no soy economista, me cuesta entender cómo va a ser posible reactivar el consumo si toda la pasta que se ofrece va directamente a los bancos en vez de al personal. Me podéis llamar agorero y pesimista, pero sospecho que un día declararán extinguida la crisis y ese día los bancos volverán a tener el dinero que ellos consideren suficiente para tener beneficios y hacer sus cosas como siempre las han hecho, aunque al resto las secuelas nos sigan en carne viva.